Al trío Linklater-Delpy-Hawke le ha bastado tres (bellísimas) películas para contarnos la adorable historia de dos jóvenes (y después no tan jóvenes)amantes en lucha contra ellos mismos, contra los demás, contra su amor; en otras palabras contra la vida, para ser preciso. Una historia que se desanuda a través de la belleza de casi veinte años, reales, no ficticios. Mientras tanto, Jesse y Celine han crecido y su relación, a distancia o vivida juntos, ha madurado. Como el buen vino. Pero ¿Qué significa esto? ¿Tal vez se ha perfeccionado? ¿Ellos son diferentes, han cambiado? De hecho, es difícil dar una respuesta exhaustiva a estas preguntas, sin atenuar los matices que es bueno dejar capturar al espectador, mientras asiste a dos personas que aprenden a conocerse desde el principio hasta el final. Por otra parte, al igual que un buen vino, esta trilogía ciertamente no puede ser, simplemente, bebida. Requiere degustarla con serenidad, transporte, comprensión. Porque no hay nada perfecto en ella, siendo la misma una oda a la imperfección, a la contingencia humana, a la propia debilidad unida a la fuerza de la pasión. Aquel reiterado "Before" (antes) del título podría aplazar a otro tiempo, sea cual sea, casi a indicar que la historia de Jesse y Celine no es la primera ni será la última de su género.
En la primera la ingenuidad, la imprudencia de los que se dejan llevar por aquellas emociones que al mismo tiempo deserían valientemente controlar, esquematizar. En este sentido, debemos prestar atención a la elección del exterior. En "Before Sunrise" fue Viena, la misma que nos lleva de nuevo a la época dorada de la razón especulativa, la del psicoanálisis de Freud y Schnitzler, los dos jóvenes perfectamente integrados en su propio tiempo, entre una razón abrumadora y un sentimiento difícil de controlar pero al cual se desea dar un nombre, una forma clara e inequívoca. Y como suenan a veces despectivas ciertas sentencias de aquella franja psicoanalítica que creía haber descubierto todo, es decir lo que se esconde en el corazón del hombre, también lo es la decisión de los dos para reencontrase nuevamente, siempre allí, en la vía 9, seis meses más tarde. Los dos no se encontrarán, pero en cambio la ciudad comúnmente considerada como la más romántica de todas, París, hace de telón de fondo, nueve años después, al segundo encuentro. Un revival que confirma la vacuidad de sus aspiraciones, por lo menos en medida en la que se desea trazar cada etapa. Es aquí, en donde Jesse habla de su matrimonio fracasado, a pesar de lo que él creía fuese suficiente para sostenerlo, mientras que Celine parece realizada, a pesar de su carácter radicalmente independiente fatiga por hacerle aceptar el precio que se paga por las decisiones que ha tomado en el curso del tiempo, de forma autónoma. Ambos realizados y sin embargo incompletos, "Before Sunset" se cierra como una de esas novelas románticas que en el fondo gustan un poco a todos, con los dos enamorados reunidos contra todo y contra todos.
En el tercer acto nos encontramos en Grecia, la patria ancestral de aquella filosofía que aspira a la sabiduría; esta última impunemente y desgraciadamente asociada a la vejez, porque como se sabe... el filósofo tiene la barba y el pelo blanco. Pero este no es el punto. El punto es que otros nueve años más se han sumado a los nueve anteriores y mientras tanto la vida y la relación entre Jesse y Celine ha seguido adelante. Mucho, demasiado tiempo ha pasado desde aquella tarde en un pequeño apartamento parisino. Ahora los dos viven juntos y tienen dos hijas, gemelas. Parecería el final perfecto. Por suerte, no es así. Será el aire que se respira, la buena comida, la buena compañía, pero el verano griego es un mensajero de balances inevitables. Jesse cada vez más consumido por la distancia del hijo que vive al otro lado del mundo, Celine que de consecuencia advierte que puede ser ella el impedimento para la felicidad de su pareja. Pero en todo esto, sin complacencia aparente, hay solamente una cosa que se interpone entre ellos y la estabilidad de la propia convivencia, me refiero a sus respectivos egos. No, la vejez no los ha convertidos en sabios. Después de todo vida no es así que funciona : ojalá las arrugas y el pelo blanco comportasen de forma automática sabiduría! Los vemos allí, en cambio, a discutir cómo chiquillos alrededor de un copioso almuerzo apenas consumido. Los argumentos son siempre los mismos : el amor, por lo tanto la vida. Hay quien considera absurda la idea de un amor que dure en eterno, o incluso sólo toda la vida, mientras que los diferentes comensales relatan y se relatan precisamente en relación al propio partner, que esté presente o no.
Majestosos y exquisitos Julie Delpy y Ethan Hawke, admirables más allá de cualquier expectativa, doblemente loables no tan sólo por haber personificado, sino también creado, pensado y escrito la historia en torno a los personajes. Y no se puede dejar de capturar todos los pequeños detalles jocosos, desde las miradas a los gestos y a las discusiones (a veces divertidas, a veces irritantes) suscitadas por los años que pasan y por la mediana edad a las puertas, contra el telón de fondo de las ruinas del pasado. Lo viejo y lo nuevo se mezclan en una receta impecable. Tan diferentes y al mismo tiempo tan similares, desilusionados, y sin embargo, infinitamente unidos, tan a gusto el uno con el otro. Pasean por el campo mientras el sol cae lentamente sobre sus cabezas, marcando el aproximarse a la velada romántica ofrecida por una pareja de amigos. Contexto que es magistralmente volcado, sin demasiada retórica, yendo directo al grano. Es en esta coyuntura donde "Before Midnight" literalmente se eleva, donde el debate se enciende. Y es esta la fase a través de la cual es filtrado el sentido no sólo de una trilogía, sino de una entera, interminable relación que ve a los dos amantes de alguna manera juntos durante casi veinte años. Con el desencanto de aquellas personas que se han dado cuenta de que la vida no es una simple acumulación de experiencias, Linklater, Delpy y Hawke nos muestran lo común con el filtro dulce de aquellos que saben realtar un sólo momento o toda una historia espléndidamente. A través de una cámara, que nunca ha dejado de insistir sobre un amor imperfecto, y por esta razón simplemente encantador. Incluso al llegar final, cuando parece de haber encontrado una conclusión, no es así, y todo comienza nuevamente.
El tríptico de Linklater se basa, por consiguiente, en la existencia, flotante que determina las diferentes etapas de la vida, sobre todo en las fases del amor y la vida matrimonial, en su belleza y también en sus problemas: desde el amor a primera vista al enamoramiento, pasando por el matrimonio y las peleas. Convertiendose en una natural declaración de intenciones y de reflexiones sobre las constantes humanas en la vida de pareja. Y es también una invitación a dar dos pasos hacia atrás, a focalizar de lejos las discordias, a profanarlas e ironizarlas, como la película inteligentemente nos muestra. La historia que se consume entre Jesse y Celine no tiene iguales, porque sólo el cine podía agregar algo (ese "algo") a la normalidad de un amor tan deliciosamente defectuoso. "Before Midnight" cierra, por el momento, de manera extraordinaria un recorrido cinematográfico, sentimental, humano, intelectual y teórico emprendido sin grandes pretensiones en Viena, a mediados de los años 90, y culminando en un día normalísimo de vacaciones en el Peloponneso. El final de la película, ligeramente diferente respecto a los anteriores y en general menos íntimista, se demuestra finalmente abierto al futuro, animandonos por lo tanto, a través del enésimo final abierto, a esperar con serenidad - ¿por qué no? - de ver realizado de aquí a nueve años más un cuarto capítulo.
Valoración : 9 / 10
En dos palabras : Primero fue el amanecer, despuès el atardecer. Era hora de la medianoche y he aquí la espléndida "Before Midnight". Un día para contar una vida, sin la presunción de consumirla, contenerla o desvalorizarla porque en ella encontramos siempre algo más de lo que podemos encontrar en cualquier otra una película. Una obra que, en efecto, una vez más no termina, pero al igual que una trama circular no tiene ni principio ni fin, simplemente nos muestra un nuevo capítulo de una excepcional comedia humana de pareja. Absolutamente recomendable.
Muy buena crítica Giancarlo. Todavía no la he podido ver pero tengo ganas de completar la trilogía aunque como dices puede que continue...saludos!
ResponderEliminarGracias @ngel. Espero puedas completar la trilogía cuanto antes, merece mucho la pena. No lo sé si Lintakler & co. se detendrán aquí, de cualquier manera, el resultado es formidable y si tendremos que esperar otros nueve años lo haremos con inmenso placer.
EliminarTanti saluti!
A mí, me supera esta trilogía: me parece aburrida, presuntuosa y más vacía que un globo de helio.Las dos primeras entregas ya me parecieron insufribles pero a mi santa esposa le encantan, de modo que las vi por obligación. La tercera, anunciada como el "final", la vi por gusto, para ver si con suerte les daba a los parlantes incansables una apoplejía instantánea que pusiera fin a su parloteo incesante.
ResponderEliminarYa sé que debo de ser el único en el planeta al que no le gusta esta saga (me llevo golpes en todos los escenarios en los que la critico), pero es superior a mi.
Tranquilo Tarquin, que aquí nadie te dará golpe alguno. Conozco gente que no soporta en absoluto esta saga y la verdad es que lo entiendo. La trilogía de Linklater puede resultar un poco presuntuosa, es verdad, y si no conectas con la primera entrega dificilmente lo hagas con las otras dos. De todas formas, es siempre interesante conocer las diferentes opiniones da cada persona.
EliminarTanti saluti!