Volver a dirigir una película después de un trabajo tan aclamado internacionalmente como "Gomorra" debe haber sido una hazaña sumamente difícil para Matteo Garrone. El director ha decidido sabiamente contar una historia más contenida y lineal, aunque si confeccionada con un estilo suntuoso y lleno de ideas que van más allá de la superficie. En resumen, la idea de hacer una película pequeña ha desembocado después en una película que de pequeño no tiene nada. Luciano transcurre sus días entre la familia y la vida de pescador, para redondear el presupuesto familiar, realiza algunas pequeñas estafas junto con su esposa Maria. Su mayor sueño, sin embargo, es entrar en el mundo de la televisión participando en Gran Hermano, aprovechando de esta manera la oportunidad de ofrecer un futuro mejor a sus seres queridos y, finalmente, satisfacer sus deseos de notoriedad. Cuando de pasión, la idea de popularidad se convierte en obsesión, Luciano empieza a desprenderse de la realidad con consecuencias inimaginables...
Matteo Garrone habla de "fábula", sustantivo que se adapta a la película desde el primer fotograma. "Reality" comienza, en efecto, con una vista aérea, una planosecuecia elaborado y espectacular que pone sobre la mesa toda la maestría del director (uno de los pocos realizadores italianos, hoy en día, que sepa contar algo con tan sólo la fuerza de las imágenes). La cámara le sigue, acompañado por la música onírica de Alexandre Desplat, y gracias a su trayecto se infiltra en una boda super kitsch napolitana. Invitado de excepción, en este conjunto grotesco de máscaras y horrores, es Enzo "famoso" por haber estado en la casa de Gran Hermano por 116 días. Es acogido como un héroe, y será acogido así cada vez que aparecerá en escena. Se convertirá (de mala gana, tal vez él piensa que sea un acosador, quizás) en el "mentor" de Luciano, que hace una audición para el casting del reality casi por accidente, sólo para complacer a sus hijas apasionadas del programa. Lástima que, a pesar de muchas "señales" y óptimas premisas - tales como tener una historia de "fuerte" impacto por detrás - el programa comienze y nadie le llama. Incluso cuando son anunciados nuevos concursantes de hacer entrar a programa ya iniciado ...
Fácil para Garrone, declarar que desea hacer metáforas fáciles, y que cada uno puede sacar sus propias conclusiones, no tendría sentido dejar escapar todo a los cuatro vientos, dado que el discurso ya es bastante "claro" por sí mismo, aunque quizás no todos lo han captado. Estamos tan acostumbrados a los reality show que miramos sólo el discurso más superficial, en este caso el de la película, olvidándonos de analizarlo en un contexto más amplio, más inquietante y amenazador. Que en la película regrese Ciro, el muchacho de "Gomorra" ( el que soñaba una carrerra criminal a la Tony Montana), que ha formado parte de un reality show!, me parece una idea brillante entre otras cosas. Luminosa y deslumbrante a pesar de los tonos audaces, sobre todo en la primera parte ideal, "Reality" muestra al público un ruidoso como onírico manifiesto de vida sobre el fondo de una ciudad como Nápoles del sabor neorrealista, hecha de imágenes y situaciones capaces de fundir la dificultad emocional de su protagonista con la crisis de valores, cáncer de la sociedad moderna incapaz de renacer de sí misma prefiriendo, en cambio, la mentira endulzada de falsos mitos de éxito regalados día a día por el bombardeo mediático de la pequeña pantalla.
Respaldada por la música del ya mencionado Alexandre Desplat, en perfecta sintonía con el ambiente de fábula que acompaña Luciano en su viaje hacia el abismo moral que lo está rápidamente absorviendo, la película de Matteo Garrone interrumpe completamente las fáciles acusaciones con las cuales poder apuntar al mundo del reality show optando por centrar toda la atención en el viaje psicológico de su protagonista. Es exactamente esto el verdadero reality, desde los momentos de la vida vivida junto a su bulliciosa familia que lo empuja hacia el gran sueño que podría cambiarle definitivamente la vida, hasta la búsuqeda del sueño dorado destinado a nunca llegar, con una completa como inexorable superposición de las dos realidades que le llevan a transportar en cotidianidad la idea de la casa de paredes de espejos, rodeada de cámaras imaginarias listas a arrebatar cada gesto individual. Ya no existe la frontera entre realidad y ficción, donde todo el mundo puede esconderse detrás de las máscaras de bienestar a pesar de la profunda pobreza que les rodea, en su lugar se encuentra aquella material descrita por los vestidos de fiesta de la boda en apertura, inmediatamente sustituidas por las imágenes en ruinas de la vida familiar, y aquella emocional de personas que arriesgan el todo por nada, abandonando una apariencia de seguridad económica en función de una hipotética como malsana riqueza.
Fábula, sátira, cine de los cuerpos y de lo grotesco. Todo bien, todo justo. Pero también un horror que ríe en manera despiadada e inquieta de su mundo, y por esto resulta inalcanzable. Hablada en un napolitano cerradísimo, con algunos momentos incluso fuera de lugar (Luciano, que es pillado por María en el trastero haciendo finta de estar dentro del confesionario de GH), "Reality" es una película que debe ser depositada después de la visión, porque tiene que laborar. De lo contrario es posible que se pierda el discurso sobre la fe y sobre las señales, que no falta, y que merecería una profundización, incluso después de un segundo visionado: confirmando que la película es más compleja de lo que uno pueda pensar. Aquel de "Reality" es un país donde la gente ha renunciado a ser "honesta" porque ahora es así, un país donde una buena palabra se encuentra siempre, donde un grillo también podría ser una cámara-espía, ¿por qué no?. Un país que ha renunciado a mirarse dentro seriamente, a pesar de la crisis, el berlusconismo, y todos los debates y las palabras, palabras, palabras. Perdiendo de esta manera, irremediablemente, su identidad, (auto)soterrada en un mundo de ficción, que posee el único "valor" de cubrir toda la podredumbre que hay debajo. "Never give up", es el lema de Enzo: y esto sí, que es pura sátira.
Valoración : 7.5 / 10
En dos palabras : Con "Reality", Matteo Garrone regresa a la pantalla grande después de cuatro años del éxito inconmensurable obtenido con "Gomorra"; pero esta vez, el director romano cambia totalmente registro basándose en una comedia del regusto amargo ambientada en los suburbios de Nápoles. Nada de Camorra, ni armas o boss traspasan de la película, premiada con el Grand Prix en el último Festival de Cannes, sólo sueños y necesidades de la sociedad culturalmente más pobre, deslumbrada por el brillo de la TV y por la sombra del éxito, motor y ruina del alma ingenua de su protagonista.
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