Compliance - Craig Zober , 2012
Recientemente en Italia ha sido difundido un virus informático bastante particular. Los pobres malaventurados que abrían incautamente un mail con remitente amigo se encontraban frente a un video pornográfico. Inmediatamente un screenshot les decía que habían entrado en un programa de vigilancia de la policía por posesión de pornografía infantil. Si querían "limpiar" sus antecedentes penales, tendrían que pagar una multa en una cuenta corriente específica. Muchos de vosotros estaréis riendo alegremente y pensando: "¿Pero, qué idiota podría haber caído?". Y sin embargo, de idiotas han habido tantos. "Compliance", película escrita y dirigida por Craig Zobel, habla exactamente de esto: como el sometimiento psicológico de la autoridad nos empuja en realizar acciones que en condiciones normales no cometeríamos nunca. Inspirada en una historia real sucedida en Estados Unidos, donde un hombre en poco más de un año ha realizado más de 70 llamadas telefónicas a empresas comerciales de diversa índole, en las que declaraba ser un policía. El pésimo "burlón", entre muchas manipulaciones, ha sido incluso capaz de hacer abusar sexualmente de una empleada de McDonalds en Kentucky, antes de ser finalmente detenido.
La película comienza a partir de esta reconstrucción y perturba mucho, ya que pone al espectador frente a un hecho : ¿Cómo puede una persona caer en una estafa similar? Darse cuenta de cómo la mente humana sea maleable y manipulable no es una cosa agradable. Durante todo el tiempo, la pregunta que surge es sólo una: "¿Cómo es posible que Sandra se haya hecho engatusar de esa manera? ¿Cómo es posible que no se haya dado cuenta de lo absurdos pedidos del policía? ". "Compliance" irrita. Irrita porque nos hace agitar durante todo el tiempo mientras la pobre Becky es abusada psicológicamente e incluso físicamente (casi siempre fuera de campo), humillada, con la complicidad de Sandra, que está subyugada por la credibilidad y firmeza del policía, sin tener alguna duda, algún decaimiento. Todos los demás empleados soportan la doble exposición, la del policía al teléfono y la del jefe. Frente a peticiones absurdas se convierten en cómplices de mala gana, o simplemente se sustraen, pidiendo de regresar a trabajar, y casualmente el único que irá hasta el fondo de las órdenes más improbable del policía será mel novio de Sandra, que no trabaja en el fast food.
"Compliance" más que delinear los personajes en su entereza psicológica es eficaz en el hacerlos interactuar, haciendo emerger la tensión no sólo del mecanismo perverso que regala la voz del agente, por mitad de la película invisible a los espectadores y a los personajes mismos, un poder fantasioso y de persuasión que no concede puntos débiles a sus interlocutores, y también por el contraste entre las diferencias caracteruales que surgen por una situación forzadamente colectiva. El acontecimiento, que Zobel pone en escena con un pragmatismo que en pantalla no deja espacio a vuelos metafóricos, ofrece, sin embargo, muchos puntos para reflexionar a partir del más evidente : el de una sociedad dominada por el miedo y la ignorancia, incapaz de darse cuenta de aquello que sucede cerca de ella - el montaje asocia continuamente la tragedia que se desarrolla en la oficina del manager a la despreocupadez de los consumidores de hamburguesas y patatas fritas, concentrados en satisfacer las necesidades del vientre - y cada vez más acostumbrada a relaciones virtuales, evidenciado de manera obsesiva la comunicación entre la voz que dicta órdenes al teléfono y la actitud de los personajes que actúan como si su interlocutor se encontrase frente a ellos.
Craig Zobel equilibra la pérfida narrativa y su sarcasmo rastrero con considerable rigor, dirigiendo con gran precisión y yendo directo al grano de la cuestión, una reflexión ya sea psicológica que cultural y de alguna forma satírica (no por casualidad nos encontramos en un fast food, una de los templos de la cultura estadounidense) sobre la ciega "complacencia" ante el poder y ante los mecanismos de la persuasión, en donde la coerción no sólo nos obliga a hacer aquello que nunca habríamos hecho, pero que puede llegar a empujarnos a hacer aquello que habríamos deseado, funcionando como una justificación moral . La magnífica Ann Dowd, con su perturbadora interpretación, es la perla de una película compacta, profundamente desagradable, terriblemente inteligente.
Valoración : 7.5 / 10
En dos palabras : "Compliance" es un puño en el estómago, como siempre ocurre cuando nos encontramos frente a una historia que refleja lo absurdo del mundo en el que vivimos. Una película en donde no hay escenas explícitas, el horror se encuentra en la escalada de peticiones insensatas y en la aceptación pasiva de las mismas. En quien las perpetra, que se convierte en marioneta en las manos del titiritero, en quien las soporta, que termina por convertirse en un mártir en nombre de una ley que está por encima de nosotros, y a la cual "debemos" arrodillarnos.
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