enero 21, 2014

Película del día...

Frances Ha -  Noah Baumbach , 2013

I know when to go out
And when to stay in
Get things done

I catch a paper boy
But things don't really change
I'm standing in the wind
But I never wave
bye-bye

But I try
I try

Modern Love (David Bowie)

"Frances Ha" es la nueva película de Noah Baumbach co-escrita con la protagonista femenina Greta Gerwig, que interpreta en efecto Frances, una mujer de 27 años que comparte un apartamento en Brooklyn con Sophie. Ambas son "como una vieja pareja de lesbianas que no tiene más sexo", y la historia inicia exactamente en el momento en que Frances recibe la propuesta para ir a vivir con su novio. La idea de dejar el apartamento con Sophie le aterra, y la relación se desmorona a pocos minutos después del comienzo de la película. Pero, ciertamente, no es esta la ruptura del equilibrio inicial. Frances es una bailarina con un lugar precario en una compañía de danza con turnos de enseñamientos que le permiten de llegar a fin de mes. El giro en la historia ocurre cuando Sophie, empleada en la Random House, decide de cambiar casa. Las malas noticias a menudo no llegan solas y la situación de Frances se complica ulteriormente. Añaden algo más los nuevos coinquilinos de la protagonista :  Lev es interpretado por Adam Driver (famoso por la serie "Girls" de Lena Dunham, aquí confirma su talento, el estilo y carácter hacen que sea un personaje que encaja a la perfección), mientras que el hilarante escritor Benji es Michael Zegen, cómico y casi morboso en repetir como una letanía su "Undateable" para comentar cada cosa. El cambio de apartamento y la convivencia con estos dos chicos, no es exactamente el salto de calidad que necesita. Será necesario superar otros obstáculos, y otros dolores, aunque pequeños, antes de poder verdaderamente definirse emancipada de la adolescencia tardía.

Cuanto más confusa es la situación y el futuro se hace más incierto, es cuanto más Frances nos hechiza con su estilo de vida incondicional, con su espontaneidad, sin renunciar jamás a construir un mundo increíblemente único, capaz de fabricar emociones y pequeñas felicidades aunque en la densa niebla de la edad adulta. Se despliega, de esta manera, una historia divertida y sumamente fascinante, el blanco y negro es fuerte y estilizado, impregnando de encanto una metrópoli siempre llena de vida y de habitantes, haciendo casi inextinguible noche y día. La película es una galería de tableaux-vivants que, en lugar de estar acentuada por capítulos tradicionales, está caracterizada por las direcciones de las calles en donde la bailarina se encuentra a lidiar en ese preciso instante. De esta manera la película va a pintar un mosaico donde las piezas no encajan entre ellas e incluso chocan fuertemente, haciendo de esto su propia fuerza : un reflejo de la alienación de los jóvenes hoy en día frente al futuro, incierto, y de fácil derrumbamiento, y que encuentra en la enseñanza del entusiasmo por las pequeñas cosa su única vía de escape, creyendo en el mundo y sobre todo en la vida. Mientras veía la película tuve la sensación de que era la fuerza y el humor de los diálogos a dar potencia al conjunto. Y seguramente, en parte, es así. La escritura es sencillamente genial. Pero la verdadera fuerza es la misma Greta Gerwig quien los ha escrito y los interpreta, permaneciendo en el escenario casi toda la película como la columna portante. Su vitalidad es contagiosa, y cuando corre por las calles de Manhattan , y la música que la acompaña es "Modern Love" de David Bowie, te dan ganas de saltar de la butaca y ponerte a cantar.

La película procede en nombre del buen humor y al mismo tiempo permanece cargada de un gustillo dramático. Con el ya mencionado blanco y negro que hace un guiño a la Nouvelle Vague francesa (reflejada en la gramática de la película y en la mirada sobre los personajes y sentimientos ) y al Woody Allen de finales de los setenta (evidente los paralelismos entre la historia de la Gran Manzana y del mundo artístico e intelectual de ese entonces y de hoy en día ), fuertemente deudora a la maravillosa "Jules et Jim", que cita abiertamente con la adaptación del vals de George Delerue, "Frances Ha" baila con valentía sobre un escenario del que sería fácil caer, pero que en cambio es el punto de partida para la conquista de la platea.
Una película cuya aparente frivolidad, en las situaciones y en los perfectos diálogos, no sólo esconde un agudo cuadro social que trasciende la dimensión generacional sino también un estudio sobre el personaje, único e inusual. El escritor estadounidense regresa a niveles de empatía significativos y nos habla de la necesidad de superar un obstáculo existencial con ligereza y gracia. Y que, por encima de todo, tiene por su protagonista un grandísimo respeto y un grande y palpable amor. Ese amor que pone la sinceridad en primer lugar, que no oculta o ignora los defectos, y que al contrario también construye sobre ellos. Y que algunas veces ayuda a superarlos.

Baumbach y Gerwig han creado un personaje al cual basta un puñado de segundos para convertirse en memorable. Una protagonista impulsada por la pasión de cada detalle y al mismo tiempo, una peligrosa bala perdida propensa a cambiosde humor repentinos. Esta es Frances, figura romántica con un entusiasmo contagioso, pero también dependiente de una buena dosis de sufrimiento cotidiano, necesario para saborear mejor su existencia. La Frances de Greta Gerwig se aprende a apreciarla a lo largo del camino, con afecto creciente, y sus conquistas serán las nuestras. Simpática, indecisa, imprudente, despistada, sutilmente melancólica, interpretada maravillosamente por una actriz que es una de las más maravillosas sorpresas de los últimos años, Frances es un personaje que es imposible no encariñarse inmediatamente y del cual es lícito enamorarse perdidamente, una personaje en busca de un lugar en el mundo, tratando de encontrar la manera de vivir la propia vida sin tener que enfrentar el miedo a crecer, dónde apoyar los pies y sentirse en casa.

Valoración : 8.5 / 10


En dos palabras : "Frances Ha" es una de las más bella sorpresas del pasado año - una verdadera joya del cine independiente, inteligente y emocionante en su impalpable ligereza. Una comedia brillante y nostálgica, tierna y cáustica al mismo tiempo, rodada en un sugestivo y soñador blanco y negro la película de Noah Baumbach hace un guiño al maestro de la comedia, Woody Allen, por la elección de un personaje principal tan neurótico como irresistible, presente en cada escena, con una New York de fondo de la cual es imposible no enamorarse. Absolutamente recomendable.

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