noviembre 29, 2011

Película del día...

La Guerre Est Déclarée (Declaration Of War) - Valérie Donzelli , 2011

"¿Cómo te llamas?"
"Romeo"
"¿Estás bromeando?"
"No, ¿Por qué?"
"Porque yo me llamo Juliette"
"Estamos condenados a un destino trágico"

Romeo y Juliette se conocen en una fiesta, se aman, son felices, tienen un hijo, Adam. Pero algo anda mal. El niño se comporta de una manera extraña, siempre llora, vomita de repente y no mueve un lado de la cara. Poco a poco emergen los síntomas de un gravísimo tumor cerebral al pequeño, que enpujará a Romeo y Juliette a afrontar una guerra personal contra la enfermedad, para la supervivencia del pequeño Adam y para transformar la incumbencia de la muerte en un himno a la vida.

Película que representará a Francia en los próximos Oscar, "La Guerre Est Dèclarée" es ligera y pesada al mismo tiempo, como la vida. Lúcida y precisa en el contar la enfermedad y la hospitalización, los miedos, las dudas, las reacciones y las emociones, con hechos, situaciones, lugares, diálogos y personajes absolutamente vivos, sentidos y reales, porque la historia narrada es aquella verdadera de la realizadora ( también protagonista) y del actor Jérémie Elkaïm (que interpreta a Romeo). De hecho, la película está dedicada a su hijo Gabriel, y a  los médicos, enfermeras y hospitales públicos, motivo que eleva aquello que visionamos a un emblema de una lucha más general.


Pero es su historia privada a interesar, conmover y hacer sonreír en los 100 minutos de metraje, es una película que corre como un tren, llevada a cabo con claridad, mano firme y un ritmo cerrado gracias a una mezcla perfecta de guión, dirección y montaje desencadenados, sincopados y marcados por una banda sonora acertadísima. La película se pone en marcha por si sola, con una estratagema sonora maravillosa, que desde los sonidos repetitivos de la resonancia magnética a la cual es sometido el niño nace en la mente de la madre el recuerdo de la música electrónica de la fiesta en donde conoció Romeo. Todo esto contrapuntado por las voces en off que intervienen de vez en cuando para dar un tono de fábula a la narración, trayendo a la mente el célebre inicio de "Jules et Jim", de Truffaut.

También cabe destacar la belleza de las imágenes y las infinitas posibilidades que una cámara digital como la Canon 5D puede ofrecer. Sébastien Buchmann, director experto de la fotografía, ha sido capaz de dar a la película una gama de colores y una luminosidad que no tiene nada que envidiar a las películas rodadas "tradicionalmente". Los diálogos nunca son banales, ni excesivos, y frecuentemente sorprendentes en el realismo que logran infundir a los pesamientos (a menudo) abstractos de sus protagonistas. Todo esto unido a la habilidad de los actores (incluyendo al pequeño Gabriel, que interpreta Adam a ocho años) hacen de esta "pequeña" joya una de las producciones más bellas e importantes del año.


La estructura es del melodrama, en el que los acontecimientos precipitan cada vez más, pero sostenida por los tonos que alternan el drama a la comedia, con puntos de delicada fantasía surrealista, necesaria para evitar de ser abrumados por la ansiedad. Y cuando Romeo plantea a Juliette la pregunta que todo el mundo se ve obligado a hacer cuando se encuentra frente a una enfermedad y /o sufrimiento "¿Por qué a nosotros, por qué Adam?", ella responde simplemente: "Porque podemos superarlo". Una frase hermosa, pero también un poco extraña, que no da rienda suelta a los sentimientos de culpa y a la necesidad de explicaciones que todo enfermo / padre posee en su interior. Pero también es quizás la única respuesta posible, aquella que te permite de no poner tus razones conflictivas en cuestión, y no deja otra opción sino aquella de seguir adelante.

Porque lo que no mata, fortalece. Porque frente a las mayores dificultades y en primer lugar frente al sufrimiento y a la posible muerte de un hijo, los seres humanos son capaces de sacar de lo más profundo del alma una fuerza y una energía impensable. Pero el precio a pagar es alto, como en toda guerra: debemos luchar por nosotros mismos, por que la lucha contra la enfermedad termina por monopolizar toda la existencia de aquellos que combaten, poniendo a dura prueba el equilibrio de pareja, de los vínculos familiares y de las amistades...


Psicodélica, visceral, sugestiva y conmovedora hasta las lágrimas, "La Guerre Est Déclarée" es una película maravilllosa que no apunta al pietismo, al contrario, es suavizada por dulces y poéticas incrustaciones musicales que intensifican y amplifican los sentimientos de los dos protagonistas, haciendolos casi irreales, actuando como un poderoso elemento de ruptura de la tensión. Se termina emocionalmente destruidos, es lógico que sea así, pero también muy contentos con la renovada perspicacia del valor exorcizante del cine. Vive la France!



Valoración : 9/10

 
En dos palabras : Perfectamente equilibrada entre drama y comedia, la película afronta de manera insólita e implicante un argumento triste y doloroso que la realizadora francés convierte en una especie de película de aventuras, llena de acción, de colores, de ternura y de vida, pero sobre todo de amor, el núcleo alrededor del cual gira toda la historia. Amor, amor y más amor. "La Guerre Est Déclarée" es una película de visionar absolutamente y de disfrutar plenamente, para purificar un poco el alma endurecida debido a las diversas futilidades cotidianas. Espléndida.

noviembre 27, 2011

Película del día...

Moneyball - Bennett Miller , 2011

Es el 2001. Los Oakland Athletics, equipo medio de baseball, acaba de concluir un exitoso año, perdiendo sin embargo el último partido. No pudiendo pagar los grandes presupuestos, la dirección se ve obligada a vender los tres mejores jugadores del equipo, poniendo al equipo sobre un camino difícil. Sin dinero y sin poder comprar campeones emergentes, le toca al General Manager Billy Bean (Brad Pitt) remangarse las mangas para construir un sólido grupo de jugadores de asignar al entrenador Art Howe (Philip Seymour Hoffman). Cuando Billy se encuentra con Peter Brand (Jonah Hill), un joven estudiante graduado en economía, que ve el campeonato de baseball sólo como un gran número de cifras y estadísticas que merecen ser ser analizadas, se siente fascinado por su teoría según la cual, en vez de nombres rimbombantes, para ganar bastan jugadores que hagan puntos. Billy, de esta manera, arma un equipo de promesas fallidas, de "hermanos de" y de descartes, contra la opinión de todos.

Las películas sobre el deporte siempre corren algún riesgo. Raramente centran el objetivo, y si lo hacen pocas veces son excepcionales, pero al menos ofrecen a sus interpretes la oportunidad de mostrar todo su talento. Sandra Bullock debe su Oscar (impensable hace algunos años) a una modesta película sobre fútbol americano llamada "The Blinde Side", ​​e incluso Brad Pitt está en el el camino correcto gracias a una película, que sin él como protagonista, quizá no tendría el mismo impacto. El actor nos regala una extraordinaria prueba interpretativa dando vida a Billy Beane. Un hombre silencioso, acostumbrado a llenar de decepciones la propia vida: una prometedora carrera de bateador acabada, un matrimonio quebrado y una hija que ve de vez en cuando.

Si Jerry Maguire era un agente deportivo que "odiaba su posición en el mundo", Beane odia a su mundo y desea darle la vuelta de arriba a abajo. Lo hace poco a poco, a partir de una silla estrellada contra la pared en un último estallido de ira. Los tonos de la película son siempre serios, y el drama americano, capaz de atropellar emocionalmente a quién está observando, se esconde detrás de un estilo documental y tiene el coraje de mostrar un gustillo amargo deliciosamente apreciable. Porque Bean su victoria personal nunca la disfrutará completamente. Él es un verdadero romántico, y como dice en la película: "cuando se tiene que ver con el baseball, es imposible no serlo". Y si la interpretación de Brad Pitt por sí sola vale el precio de la entrada, el personaje de Jonah Hill, interpretado con mucha madurez, es simplemente fantástico; el humorismo que refleja en una mirada astuta y en un físico masivo son el contrapunto perfecto para el hipervitaminizado Pitt, juntos se potencian mutuamente, dando vida a duetos verbales que son, sin lugar a dudas, la parte más lograda de toda la película. Lo mismo no se puede decir de Philip Seymour Hoffman, que tal vez merecía más espacio. Decididamente infrautilizado y malgastado, casi invisible (su participación es, probablemente, sólo un agradecimiento al director Bennett Miller, que le ha regalado el Oscar por Truman Capote hace algunos años).

La historia de la hazaña deportiva de un equipo de baseball se convierte en el pretexto para poner en escena la humanidad herida, que persigue la victoria, esperando (im) pacientemente que llegue de una vez por todas y que si es posible también llegue a sus "absurdas" condiciones. Miller relata todo este magma de sentimientos con una sequedad inusual para las películas de temática deportiva, en las que estamos acostumbrados ver al ganador del momento imponerse sobre el clásico rival, en un catártico triunfo final de buenos sentimientos, aquí hace falta la deflagración, el canónico final feliz (que la historia verdadera en realidad no nos ha regalado). "Moneyball", se las arregla para dejar pegados a la pantalla todos los espectadores durante130 minutos, incluso aquellos que no entienden nada de baseball (quien escribe admite su completa ignorancia sobre el tema). Basta citar la escena del último día de mercado, con Pitt y Hill haciendo malabares entre varias llamadas telefónicas con otros equipos adversarios para apoderarse de los últimos jugadores disponibles. Es de reconocer, absolutamente, la grande habilidad de Steven Zaillian y Aaron Sorkin, en la construcción de los diálogos maravillosamente realistas, cinematográficos y sumamente divertidos.

Principalmente Aaron Sorkin que va más allá, porque a parte de escribir nuevamente un brillante guión, y esto es evidente, el guionista estadounidense consigue manifestar entre una estadística, una jugada y una pelea toda la humanidad de su protagonista. Un hombre que realiza una parábola propia, en un desafío "imposible" contra todo y todos, contra un sistema rígido y obtuso que no ve más allá de sus propios criterios. Todo dentro de una visión "romántica" del baseball. Y tal vez incluso de la vida misma, como lo demuestra el final, didascalias incluidas... La película no conoce puntos fijos, a menudo se tiene la sensación de que es suficiente inclinar diferentemente la mirada, o soplar sobre la superficie de la imagen, para cambiar la gradación de color, y ver la certeza calar en la duda, o el énfasis retórico girar hacia el gustode  la parodia. Bennett Miller nos regala un refinado ejercicio direccional, que reproduce, con grande sensibilidad psicológica, la vacilación que caracterizan nuestras relaciones con todo aquello que no sabemos decidir si es verdadero, correcto e importante, y, sobre todo, en qué medida debe ser parte de nuestra alma y de nuestra vida.

Valoración : 8/10


En dos palabras : "Moneyball" es una película sólida, que evita el riesgo mayor de las películas de deportes, el de ser sectario, y da la bienvenida a las posibilidades del género, hablar de deporte para hablar principalmente de otra cosa, tratando también de apuntar un poco más alto, a la posibilidad de cambio y a la importancia de la apertura mental en un sector tan cerrado como este. Favorecida por un ritmo rápido, un dúo de actores extremadamente convincente y sobre todo por el excelente guión de Aaroon Sorkin & co., que después de "The Social Network" realiza una vez más un pequeño milagro. Absolutamente recomendable.

noviembre 25, 2011

Película del día...

The Secret World Of Arrietty - Hiromasa Yonebayashi, 2010

Antes de que la tecnología invadiera el mundo del cine, la animación parecía la única forma de construir mundos llenos de fantasía y escenarios de ensueño, capaz de transmitir emociones contando historias totalmente fuera de la realidad. Los años han pasado y ahora todo lo que es imaginable es absolutamente realizable, pero la animación sigue siendo un género aparte, rico de un encanto propio sumamenente característico. Será por la manera de trabajar de sus autores, por el impacto visual un poco más suavizado a la realidad o por aquel vínculo con la infancia que cada uno de nosostros sigue salvaguardando, algunas historias parecen obtener un mayor valor si son narradas de esta manera. Maestros en este lenguaje poético, hecho de trazos finos y pinceladas en movimiento, son los animadores del célebre Studio Ghibli. Los personajes nacidos dentro de las paredes del estudio japonés son iconos de culto para muchos aficionados: compañeros de viaje tiernos y diligentes que con sus aventuras se proponen de encantar y de educar a los espectadores.

Para su debut en la dirección el japonés Hiromasa Yonebayashi, después de un largo aprendizaje en el Studio Ghibli, bajo el auspicio del maestro Hayao Miyazaki, elige de adaptar el famoso "The Borrowers" de Mary Norton. Inútil decir que Yonebayashi ha indudablemente absorbido, gracias a una especie de ósmosis artística y un notable talento y sensibilidad, el toque fabulístico del mentor Miyazaki, que para la ópera prima de su pupilo se ha encargado personalmente de adaptar el guión que mantiene el estilo inconfundible que ha hecho del Studio Ghibli una garantía. La historia es aquella de Sho, un niño que padece una grave enfermedad de corazón y transcurre el verano en casa de su abuela, a la espera de una operación que podría salvarle o condenarle. Pronto descubre que debajo la casa campestre, en una pequeña casa, vive una familia de gente pequeña:  padre, madre e hija. Los tres forman parte de la estirpe de los "Borrowers", es decir aquellos que piden prestado; estas criaturitas se apropian de algunos objetos pequeños de la casa de los humanos, durante la noche. Existe sólo una regla: no ser descubiertos. Y cuando Sho se hace amigo de  Arrietty,, sus padres deciden que es hora de un cambiamento, marcharse lo antes posible...


La vida de la pequeña familia que vive debajo el piso de la casa es contada con una exquisita minuciosidad de detalles, haciendo pausa en la narración, exactamente en la manera de interactuar de la pequeña protagonista con el mundo a su alrededor, tan inmensamente nuevo para ella. Es a través de sus ojos brillantes, grandes y llenos de luz, que podemos ver el jardín vibrar de colores y conocer a los seres humanos, tan diferentes entre ellos en las actitudes, como en los colores. Arrietty se convierte en el termómetro emocional de toda la historia, que alcanza su pico máximo de emoción cuando su amistad con el joven Sho pone (inconscientemente) en peligro su propia existencia. A incrementar esta sensación de encontrarse en un mundo paralelo, tan semejante como el mundo moderno, contribuye la banda sonora, a cargo de la cantante y músico bretón Cécile Corbel que ha interpretado el tema principal de la película en japonés, inglés y francés. El concepto evidente de Miyazaki, en contraste con el consumismo desenfrenado, es propio esto: una convivencia posible entre las personas que se prestan las cosas, pudiendo también cambiar creativamente el uso. Con la amistad entre la pequeña Arrietty y Sho, se desea promover la idea de una posible convivencia entre las personas que respetan la diversidad de los demás, una oleada de optimismo en un momento como este, cargado de tensiones sociales que a menudo llevan a la falta de comunicación. Como es habitual el Studio Ghibli propone películas que van más allá de las imágenes, tocando el corazón y estimulando la reflexión.

El desarrollo recuerdo el de "My Neighbor Totoro", una de las obra maestras de Miyazaki (Totoro de hecho se ha convertido en el símbolo del estudio). Yonebayashi mantiene el sentido de descubrimiento de un mundo fantástico que se creía inexistente o extinguido, bastan sólo algunos pocos toques de dirección y líneas cortas de diálogo para calentar el corazón. Es evidente que, si "Totoro" es el punto de referencia, está bastante lejos de ser alcanzado. Sin embargo, los espléndidos diseños, los colores, y las animaciones son suficientes para conquistar y mantener pegados a la silla grandes y pequeños. Ghibli y Miyazaki, por lo tanto, no traicionan una vez más, demostrando que, en la era digital, la tradición puede dar, todavía, tantísimo.

Valoración : 7.5 / 10


En dos palabras : "The Secret World of Arrietty " es una película que encaja perfectamente en la tradición de películas del Studio Ghibli, acentuando los rasgos tradicionales. A través de una historia tierna y conmovedora, que relata a los espectadores (sin importar la edad que tengan), algo más profundo y social, y no por esto aburrirlos con la idea de estar frente a algo puramente educativo. Los colores, la música y los movimientos se mezclan a la perfección, creando un espectáculo agradable a múltiples niveles y del cual es imposible no enamorarse.

noviembre 21, 2011

Película del día...

Midnight In Paris - Woody Allen , 2011

Woody Allen está envejeciendo, y lo sabe. Como todos los grandes autores y directores que se respeten, es inevitable que en algún momento el deseo de llegar a una conclusión de una larga y agotadora existencia se convierta en una necesidad prácticamente necesaria. Y en este sentido, Allen ha comenzado desde hace tiempo un viaje suyo personal, como lo demuestra en "You Will Meet A Tall Dark Stranger" por ejemplo, que afrontaba en el tema principal la posibilidad de poder vivir una vida de constante serenidad proponiendo como solución final un remedio cuestionable y subjetivo.

Son ​​los pensamientos y las teorías de un hombre, consciente de estar cerca del ocaso y que no por coincidencia en los últimos años ha aumentado la voluntad de viajar, separándose regularmente de la adorada New York y yendo a tocar muchos de los destinos más importantes de Europa. Así que, después del largo paréntesis londinense y el breve paseo por Barcelona, ​​ahora llega el momento de aterrizar en París. Para un amante de la magia, no podía haber lugar mejor para ambientar una historia mágica y romántica como la de "Midnight in Paris" y en este sentido la película, además de ser un homenaje explícito a la ciudad romántica por excelencia, parece ser principalmente un verdadero y propio homenaje que el director neoyorquino ha querido hacer a sí mismo.

Y entonces no es por casualidad si la parte más fantástica e implicante de la historia sólo puede desarrollarse en el medio de la noche, único momento en donde Gil (Owen Wilson), un ex guionista de Hollywood en busca de inspiración para su primera novela, tiene la oportunidad (encontrandose en una determinada calle de París y en un punto preciso cada noche a medianoche exacta) de subir en un antiguo peugeot, que regularmente lo llevará al pasado, exactamente a los maravillosos años 20. Todas las películas de Woody Allen esconden referencias culturales, perceptibles sólo después de una escrupulosa visión, en esta ocasión el director decide de hacerlas evidentes al espectador, creando una historia basada en parte en la investigación histórica de la vida parisina de los años 20, mostrandonos de las reelaboraciones bastante caricaturescas e irónicas de algunos maestros de la escritura y de la pintura del pasado.

Gil se encuentra, de esta manera, a dialogar con estos grandes artistas, residentes en París: Scott y Zelda Fitzgerald, que expresan sus problemas conyugales, Ernest Hemingway, que ofrece a Gil algunos consejos sobre el tema de la escritura, tales como el concederse tiempo para escribir, independientemente de su estado sentimental, Pablo Picasso, a cuya vida privada precede el interés por sus obras, Salvador Dalí, quien no se sorprende cuando Gil le confiesa que viene del futuro, Gertrude Stein, mujer respetable, con un grande ojo artístico, Luis Buñuel, al que Gil sugiere la trama del "El ángel Exterminador", Toulouse-Lautrec, ocupado en retratar a sus famosas bailarinas del Moulin Rouge.

Un componente interesante, afrontado en casi todas las películas de Woody Allen, es la futilidad y la intangibilidad del amor, esta temática ha sido desarrollada en las películas de los años setenta, como la célebre "Annie Hall", y tomada recientemente, por ejemplo en "Whatever Works". El protagonista de "Midnight in Paris" se debate entre el amor por su novia y por el de la fascinante Adriana, conocida en el salto en el pasado e interpretada por una espléndida Marion Cotillard. Inez (Rachel McAdams), la novia de Gil, pertenece a una clase social alta, actualmente utilizada a menudo en las películas de Woody Allen : Los protagonistas de "Match Point" y "Scoop", preferiblemente que las dos turistas de "Vicky Cristina Barcelona", son ricos aristócratas, a quienes les gusta disfrutar del lujo y la opulencia.

La identificación de Allen con los principales personajes de sus películas es una búsqueda que últimamente siempre debe ser realizada y que a menudo puede resultar involuntaria. Después de haber abandonado la escena hace algunos años, queda claro que la única manera de mantenerse en contacto con sus historias, Woody Allen la ha encontrado transfiriendo su personalidad al interior de los personajes. Por lo tanto, como lo fue para Larry David en "Whatever Works" esta vez le toca a Owen Wilson hacer de espejo. El actor, por muchos de los rasgos caracteriales de su personaje, encarna a la perfección la viva imagen de su director. La figura de Gil hombre, en todas sus facetas (convencido de vivir en una época a él distante, siempre en busca de un cambio radical, lleno de inseguridades, aparentemente superficial, con tendencia a caer en el enamoramiento, romántico, irónico y por último guionista apreciado, pero cansado ​​de la política Hollywoodiana), es una carga completa de todas las referencias que pueden referirse a una sóla y única persona.

En una traducción típica de la obras de Allen, las dimensiones del sueño y de la vida terminan por confundirse entre ellas, pero no confunden al espectador en lo absoluto, tan grande es la capacidad del director de transbordarnos, sin extraviarnos, de una a la otra orilla del cine. Con extrema naturaleza, como en "Zelig", la película cambia constantemente su apariencia sin perder la fisonomía ligera y de ensueño. Nostálgica sobre todo, de aquella nostalgia entendida como un escape de la posibilidad de aceptar el propio tiempo. No hay remedio, pero los paliativos del arte y las sorpresas del caso, juegan (como siempre) un papel fundamental en la historia. El caso y la magia son las armas de un cine madurado, capaz de desactivar la tragedia de la vida con medios distintos de aquellos de la acostumbrada ironía apocalíptica. El guión juega con las paradojas, pero no pierde credibilidad. Y la seriedad sin gravedad de Allen se casa a la perfección con la rêverie francesa. Por no hablar de cómo se las arregla con un par de diálogos y aún menos artificios a restituirnos una época - los años 20, después la Belle Époque - y un espacio - la Ville Lumière - como si fueran desde siempre las coordenadas internas de su cine, y no cuerpos extraños de integrar.

El aspecto realmente novedoso de su senil maestría - por un lado todavía contrariada, umbilical, magnífica y verbalmente incontinente: en breve construidoa alrededor de sí mismo - es esta extraordinaria rítmica interior de su cine, capaz de adaptarse fácilmente a espacios y tiempos que no le pertenecen, enriqueciéndose, colorandose y mutandose constantemente. Incluso hay una moraleja en todo esto la perfección no es de este mundo, pero saber adaptarse a los imprevistos cotidianos puede reservar bellas sorpresas. Tal vez nos ayude a descubrir, de una manera paradójica e inconsciente, que aquella "edad de oro" que habíamos estado buscando quién sabe dónde, siempre había estado allí, cerca de nosotros. El cine de Woody Allen ciertamente ha encontrado la suya, y esto es más que evidente.

Valoración : 8.5/10


En dos palabras : Woody Allen presenta al público una película mágica y cínica, que no olvida de acentuar que la vida no es casi siempre satisfactoria: el hombre mira con nostalgia hacia el pasado y no se preocupa de construir un futuro mejor, porque el "pasado" es visto como una época insuperable. El director trata de inspirar a los artistas de hoy en día, señalando que el arte es el resultado de una investigación contínua. La filosofía alleniana, se acerca finalmentea una conclusión, capaz de aliviar (parcialmente) el espíritu inquieto del director. Ampliamente recomendable.

noviembre 18, 2011

Película del día...

Faust - Alexander Sokurov , 2011

El personaje de Faust es uno de los más importantes y quizás el más conocido de la cultura alemana. Libremente inspirada en el "Faust" de Goethe, escrita y dirigida por el director ruso Alexander Sokurov con la intención de llevar a pleno florecimiento aquello que entre las páginas del escritor alemán germinaba, la homónima película lleva a cumplimiento la tetralogía dedicada al poder que ya había visto a Hitler ("Moloch"), Lenin ("Taurus") e Hirohito ("The Sun") como protagonistas de las tres películas anteriores. Después de tres personajes históricos, todas encarnaciones enfermas de una idea de poder que en diferentes declinaciones se derrumba sobre sí misma, esta vez el grande maestro ruso nos presenta a un personaje mítico-literario que en manera arquetípica recolecciona las características esenciales de los personajes ya mencionados, representando además una figura humana ideal y simbólica al mismo tiempo. El material no es absolutamente simple y la tarea podría resultar pretenciosa.

La confrontación con una historia tan conocida puede ser obra solamente de un loco, un megalómano o un genio. Probablemente Sokurov es las tres cosas al mismo tiempo (ya el plano secuencia largo una hora y media llamado "Russina Ark" nos podría haber hecho sospechar algo) en la increíble dedicación al cine que siempre lleva a sus extremas consecuencias. Es siempre difícil para un autor cinematográfico coger un texto literario y adaptarlo a la pantalla grande, de hecho es una operación que no siempre se consigue, y si se hace es bastante probable que no sea perfecta, pero definir una simple adaptación aquella de Alexander Sokurov, es un eufemismo. "Faust" es mucho más. "Faust" es ante todo una historia humana (demasiado humana), de un hombre y de una entera humanidad que el director entierra debajo de una fotografía verde, de un verde putrefacto, fangoso, repugnante que condena de inmediato a sus protagonistas a ser cadáveres, cuerpos en descomposición de los cuales el olor es casi perceptible. Los hombres "ya muertos" en su destino de muerte se están cuestionando sobre el después, el más allá, sobre el alma y Dios, sobre el principio de todo que al final es la misma cosa.

El director ruso da vida especialmente a un personaje, "El Personaje" donde cualquier hombre puede identificarse: sus deseos, sus pasiones, su curiosidades son una parte integrante de la controvertida naturaleza humana, lo que le sucede a Faust es lo que puede suceder a cualquier ser humano. Tantas personas desearían llegar a un acuerdo con el diablo para conseguir lo que quieren: poder, conocimiento y amor. ¿Quién no daría su alma por todo esto?. A pesar de haber dado la suya, Faust quiere más y más: su condición de continuó equivocarse, porque más allá siempre hay otra cosa, le empuja a dejar de lado incluso al diablo y a reírse en su cara. Toda la película está estructurada como si el protagonista se estuviera enfrentando a una larga e infinita peregrinación, en donde es acompañado por la figura dramáticamente graciosa del usurero, es decir Mephistopheles, quien le tienta a lo largo del camino, instigandolo a los más diversos apetitos. Entre ellos el de la bella Gretchen, figura femenina bucólica, por la que Faust prueba mucho más que un simple deseo carnal: el deseo de poseerla por completo, y para poder hacerlo, se dirige al ángel caído. Pero incluso cuando la obtiene, no disfruta de ella. Y termina abandonando a su "acompañante"; para aventurarse a lugares desconocidos.

Manteniendo el uso del alemán, Sokurov ha querido hacer justicia a la obra de Goethe, cuya escritura era particular, clara, directa y ruda, valores que el director ha deseado transmitir en su película, dejando que los personajes se expresasen en alemán. La elección de la ambientación también ha sido determinante: los personajes son completamente rodeados de la naturaleza, por bosques, montañas, glaciares, que se convierten indiscutiblemente en una parte activa del drama de "Faust". Sokurov dirige un cuento, de manera impecable : iniciando de la interesante y más que justa elección de rodar en 4:3, de modo de hacer de cada secuencia lo más parecido a un cuadro y obtener el mismo efecto de sus obras anteriores. La fotografía de Bruno Delbonnel realmente hace milagros y nos regala los más bellos colores vistos en el cine últimamente. "Faust" es una película que pide a sus espectadores algo a cambio. Una posible clave para cerrar una brecha, que provoca cierta preocupación - y donde puedes encontrar muchas otras: la belleza de la película radica también en su capacidad de ser algo completamente diferente para cada uno, incluyendo la posibilidad de que para alguien sea sólo una película terriblemente aburrida - lo propone el mismo Sokurov al comienzo de la película, con una espectacular e inquietante escena de manera concisa y no profundizada,  situando su conocida historia en un ambiente lejos de ser realista, alienante, onírico: la experiencia inconsciente incluso antes que racional, es quizás la forma más fácil de lidiar con la película y sus personajes que prometen ser dueños de su propio destino.

La atmósfera surrealista y claustrofóbica de la película se ve acentuada por las ideas visionarias que se introducen dentro de la historia (el éxtasis cegador de Faust en la contemplación de la belleza de Gretchen), pero sobre todo por los virtuosismos habituales de la dirección de Sokurov, el modo estéticamente refinado con el que el director representa la fealdad y el horror del mundo: Cada plano posee un estilo pictórico, cada elemento del cuadro está cuidadosamente estudiado, la imagen hace un uso extensivo de filtros que le dan de vez en cuando, tonalidades diferentes (siendo el verde el color dominante), mientras las lentes deformantes conceden un tono onírico y de pesadilla a la narración. Un tono que se expresa también a través de los diálogos, crípticos y continuos, a menudo difíciles de seguir porque deliberadamente superpuestos uno encima del otro, casi a querrer hiperrealistamente señalar el caos y la falta de puntos de referencia que reinan en el mundo de Faust. El resultado es una obra compleja y hermética, a veces inquietante, llena de sugestiones visuales y auditivas (la banda sonora está compuesta por Andrey Sigle), literarias y filosóficas, y en donde encuentra completa expresión la poética del director ruso.

Hay un universo de sentimientos en cada momento de "Faust", una cantidad de invenciones visivas diseñadas para catalizar un último sentimiento de corrupción y pasión, que son capaces de generar un placer desagradable y fascinante al mismo tiempo. El resultado es más que nunca excepcional, por fuerza visual y conceptual, aunque sí es innegable que esta es una de esas películas que requiere la máxima atención del espectador para evitar el riesgo de caer en la trampa (fácil) de aburrimiento (como ya dicho). Con "Faust", Sokurov ha regresado al cine intelectual que satisface la mente, con rigor y claridad. El cine, por otra parte, no tiene la obligación de ser apreciado por todos de igual manera. Obra maestra.

Valoración : 10/10


En dos palabras : Sokurov firma una obra de extraordinario poder narrativo, adapta sólo a un público que realmente desea dejarse llevar por ella. "Faust" no es una película para todos, requiere un mínimo de conocimiento de la historia antes de entrar en sala (basta la trama de Wikipedia) y de un amor por el significado transmitido por las sorprendentes imágenes. Existen obras de arte de una belleza desarmante que parecen ser el resultado de un pacto firmado con el diablo, "Faust" de Sokurov es indudablemente una de estas.

noviembre 14, 2011

Película del día...

Warrior - Gavin O’Connor , 2011

Los guerreros en el cartel de la película son Tommy y Brendan Conlon, dos hermanos que no se hablan desde hace mucho tiempo, y que se encuentran inscritos en la misma competencia de artes marciales mixtas (MMA) para tratar de ganar los cinco millones de dólares en juego. Brendan (Joel Edgerton) es un ex-luchador convertido en profesor de física en un instituto, regresa al ring con el intento desesperado de salvar a su familia de la ruina financiera, mientras que Tommy (Tom Hardy) es un ex infante de marina atormentado por un trágico pasado, ex-prodigio de la lucha, que regresa a casa después de catorce años. Tommy necesita una "resurrección", y le pide a su padre Paddy Conlon (Nick Nolte), hombre violento y ex-alcohólico, de entrenarle para participar a "Sparta", la competencia más grande de la historia de las artes marciales...

"Warrior"; toma unos segundos para mostrarnos su luz epifánica. En ese coche que vemos deambulando lentamente en la oscuridad, la radio alude a una ballena blanca. Detalle de ninguna manera irrelevante en una historia poderosa y solemne, que no duda en evocar las proféticas y bíblicas palabras de Herman Melville y de su "Moby Dick". El capitán Ahab de la América contemporánea se llama Paddy Conlon. Paddy no tiene sed de venganza, pero al igual que el personaje de Melville está en busca de su ballena blanca personal, la redención, la única salvación capaz de liberarlo de los demonios de un pasado que ha llevado a la ruina su familia. La película de O'Connor pega más fuerte de lo que uno se puede esperar, golpe sobre golpe, hasta drogarte de dolor. Y el dolor es en realidad el único lenguaje comprensible de dos hermanos con problemas y un padre que cojea en el camino hacia la redención, que no consiguen reconciliarse. Tres individuos que, acorralados por la vida, deciden luchar contra la adversidad de la manera que mejor saben hacer, porque para ellos las simples palabras expresan poco y sobre todo mal, mientras aquello que se grita en la "jaula", claustrofóbica y animalesca contraparte del clásico ring, cuando se está al borde de la victoria o la derrota, llega en forma directa y permanece para siempre, sin malentendidos.

Raramente en este género se ha visto una violencia tan lírica, tan reveladora. "Warrior" responde en cierta forma al cine de artes marciales de hace más de dos décadas (el torneo eliminatorio recuerda "Bloodsport" con Van Damme), esencial, dedicado principalmente al físico y al poder visual de los combates (resulta casi pleonástico subrayar la influencia de "Rocky", a tal efecto). Pero la verdadera victoria del director está en la maestría con la cual ha sido capaz de evitar los estándares del cliché.Imposible no dejarse llevar por los encuentros cargados de adrenalina, por la pasión de una historia que tiene muchos matices, pero que es narrada con precisión y encantadora esencialidad, a pesar de una duración de más de dos horas, pasando por los problemas financieros de una familia en crisis que quiere garantizar un futuro mejor para sus hijos, a la guerra en Irak y a la alienación que se mezcla con el dolor en la vida de los soldados, el deseo de redención de un hombre que lucha por mantenerse en pie y por no ser abrumado de la inexorable realidad. Al igual que en "The Wrestler", la carne destrozada no hace más que reflejar el estado de ánimo de cada uno y remarcar las vidas devastadas por la propia fragilidad.

O'Connor da rienda suelta a una dirección ecléctica que alterna el uso de una vibrante cámara al hombro para enfocar las movimentadas secuencias de vida privada y las espectaculares escenas aerodinámicas (los detalles quirúrgicos de los combates). El eclecticismo se convierte en puro virtuosismo, cuando en tres minutos de split screen múltiple las historias paralelas que intervienen para desarrollar la trama de la película se condensan en la víspera de "Sparta". Y si la dirección es digna de aplausos, el elenco es simplemente extraordinario. De destacar sobre los demás la profunda interpretación de Tom Hardy, su Tommy es una concentración de resentimiento y puños, sombrío, reducido casi a un estado animalesco, un personaje que entra por la puerta grande en la historia del cine. Irrascibile y peligroso, pero sin embargo, capaz de altruismo y dulzura, violento y letal en el ring, pero también heroico, su mirada glacial y perdida en el vacío no se olvida fácilmente: Tommy hace de "Warrior" una película excepcional. La prueba de Joel Edgerton es sólo en apariencia más simple: Brendan es un personaje positivo, más derivativo y es sin duda alguna en el arco narrativo poco probable, que Edgerton consigue ser creíble y coherente. Nick Nolte es simplemente perfecto: arrepentido, apenado, abandonado, físicamente amenazador a pesar de su edad: el pasado violento de Paddy está tallado en su rostro y en su complexión, no hay necesidad de flashback o de indulgencias narrativas. La vida que Brendan y Tommy han tenido que afrontar con Paddy se encuentra toda en la interpretación de Nolte, como un rastro, como una sombra que el grandísimo actor consigue conferir al personaje estupendamente.

Las secuencias de acción varían según sea necesario, pescando todas las técnicas más espectaculares del repertorio "MMA" (patadas, puños, presas...). Para todos aquellos que esperan coreografías atléticas exageradas, corren el riesgo de quedar decepcionados porque O'Connor se centra principalmente en el realismo. En cualquier caso, ni siquiera es necesario conocer los matices de todas las reglas del concurso para poder apreciar la película. Lo que más sorprende de la obra del director estadounidense es el deseo del espectador de ver triunfar a ambos, en un duelo sin restricciones y que posee en la epicidad su componente más importante. "Warrior"; recuerda un poco a la reciente y similar "The Fighter", sobre todo con respecto a las extraordinarias performances y al contexto fraternal en el ámbito de los combates. O'Connor se las arregla para transmitir un completamiento y una cuadratura que David O. Russell fue incapaz de encontrar a la perfección. Desde el título de apertura (visualizado a caracteres exponenciales, como si pretendiese aplastar la pantalla y mostrar su grandeza) a la sobriedad con la cual la película avanza hacia su objetivo final, que es el de noquear al espectador, absorto e impasible frente a los momentos catárticos que redimen las vidas de cada uno. Esperando que todo esto,  no desencadene una fiebre de "MMA" como efecto colateral indeseado de una sorprendente revelación cinematográfica.

Valoración : 8.5/10


En dos palabras : En los últimos años, pocas películas habían conseguido llevar el lirismo sobre el ring: de todas, "Million Dollar Baby" de Clint Eastwood y la conmovedora "The Wrestler"de Darren Aronofsky. Ahora, en la lista de obras maestras del género, merece un lugar en las primeras posiciones, la última película de Gavin O'Connor. "Warrior", por la fuerza bruta que imprime en cada fotogramma, por ese raro conjunto de opciones perfectas en el casting, de madurez en el guión, de originalidad en el estilo y por esas opciones adivinadas en la producción (una sobre todas la decadente Atlantic City en lugar de Las Vegas como lugar para el torneo) : es sin lugar a dudas uno de los estrenos del año.

noviembre 12, 2011

Tres pequeñas reseñas...

Submarine - Richard Ayoade , 2010

Si algún espectador de evidente curiosidad ha conseguido ver la serie británica de culto "The IT Crowd" (2006-2010), entonces conoce el nombre de Richard Ayoade y sus extraordinarias dotes de actor cómico. Y por esta razón resulta comprensible, como no se podía no esperar con ansias "Submarine", su debut cinematográfico presentado con éxito en el último Festival de Cine de Berlín. Hábil en fingir que el romanticismo ha dejado de formar parte del mundo contemporáneo de los adolescentes, Ayoade se basa enteramente en la narración, dividida en capítulos, y un uso decididamente poco convencional y sumamente personal de la cámara, para sorprender y divertir al espectador de una manera muy inquietante.

La historia en su totalidad no ofrece nada particularmente original, a sorprender principalmente en "Submarine" es la increíble habilidad con la cual el director inglés cuenta una historia "normalísima" dosificando magistralmente clasicismo e innovación, cinismo y ternura, ironía y drama. Richard Ayoade en el contar la historia de Oliver Tate (Craig Roberts), quinceañero que "espia" a sí mismo y a los demás por detrás del cristal de su acuario y trata de escapar de la cotidiana mediocridad de la adolescencia (la marginación social, la intimidación, el primer amor, la primera vez, la separación de los padres, el miedo de la muerte) transformando su vida interior en una intensa historia cinematográfica, ha sido capaz de ir mucho más allá de cualquier expectativa posible, realizando un pequeño milagro. Crear una novela de formación sentimental increíblemente implicante y de una inteligencia asombrosa, una de las películas británicas más bellas y fascinantes de los últimos años.

Lo ha conseguido aprovechándose al máximo de la habilidad de sus dos protagonistas Craig Roberts y Paige Yasmin (pero también de aquellos más "adultos", destacando sobre los demás un fantástico Paddy Considine) e inventandose un estilo personal, a menudo grandilocuente y gráfico, entre cómics y cinefília, principalmente basado sobre un storyboard de gran precisión, y jugando siempre en el límite entre imaginación, alienación y una tangible, sonriente melancolía. Una verdadera joya, adornada por las bellísimas (en sí mismas, y también por como son capaces de comunicar con las imágenes y con la historia) canciones de Alex Turner de los "Arctic Monkeys". "Submarine" es una película simple y emocionante que nos pide sin demasiada vergüenza de enamorarnos de ella, y a la cual, francamente, no sabría cómo ni por qué decir que no.

En dos palabras : "Submarine" funciona extraordinariamente porque a su autor le gusta jugar con el mundo del cine. Se divierte con el montaje, con el sonido, con el uso de cámara lenta y consigue transformar totalmente los tumultuosos acontecimientos de todos los personajes en una especie de representación suburbana "very chic" y del gusto profundamente británico. Sublimemente fantástica!!!

Valoración : 9/10




Win Win - Thomas McCarthy , 2011

El actor, guionista y director Thomas McCarthy vuelve al cine tras la cámara después de la exitosa "The Visitor" (y el excelente trabajo realizado con el guión de "Up"), y lo hace con una nueva comedia. "Win Win", cuenta la historia de Mike Flaherty (Paul Giamatti), apático abogado de provincia y desafortunado entrenador de lucha libre de la escuela de una peque ciudad. El negocio va mal y el equipo que entrena peor aún. Para mantenerse a flote, Mike decide convertirse en el tutor de Leo Popar (Burt Young), un anciano cliente suyo, para poder cobrar una pensión mensual de 1500 dólares. Todo va bien hasta que un día aparece Kyle (Alex Shaffer), nieto del anciano que, escapandose de casa, ha llegado a la ciudad para conocer a su abuelo, que nunca ha visto por causa de una madre que en la vida ha tomado simpre decisiones equivocadas. El chico decide quedarse en la casa de Mike y, a pesar de ser un introvertido, resulta ser un muchacho gentil y generoso. Así como tambien un gran campeón de lucha libre...

La tercera película de McCarthy, no por casualidad presentada al "Sundance Film Festival", parece encajar en el género preciso del "dramedy" independiente americano - historia de provincia, personajes marginales y antiheroicos, pieza indie-rock fabulosa en los créditos finales ("The National", en este caso) - que evita, sin embargo, la mayoría de los clichés de las películas "deportivas"; centrandose principalmente en la relación entre los dos protagonistas : Paul Giamatti, excelente como de costumbre, se las arregla para infundir a su personaje la fragilidad y el temor de una mentira escapada de las manos, y el descubrimiento de la voluntad de hacer algo para volver a "sentirse" un ser humano. Y Alex Shaffer, descubrimiento interesante, que esquiva con maestría todos los estereotipos de su personaje, llevandolo sobre un carril decididamente más estimulante.

No hay necesidad de gastar muchas palabras en una película como ésta: "Win Win", es una comedia simplemente deliciosa. Muy bien escrita e interpretada por un estupendo reparto de actores. La comedia de McCarthy es de hecho capaz de suscitar de todo un poco: risas sanas, una gran empatía, una pizca de emoción y una gran participación emotiva durante toda la película. Una cinta que evita el patetismo con gran habilidad y consigue imponer con ligereza y estilo una historia cotidiana, pero irresistible de redención de sí mismo. ¿Edificante? Por qué no.

En dos palabras : Tercer trabajo independiente, y quizás el más logrado hasta el momento, para Thomas McCarthy, actor, director y guionista de talento. "Win Win", es una película fuera de lo común, divertida y jamás banal, enriquecida por un óptimo elenco bien mezclado, una grata sorpresa sin lugar a dudas recomendable.

Valoración : 7.5/10




Crazy, Stupid, Love. - Glenn Ficarra and John Requa , 2011

Y ¿Si una comedia romántica comenzase con un divorcio? Deben haber pensado en esto Glenn Ficarra y John Requa cuando han encargado el guión de "Crazy, Stupid, Love." ha Dan Fogelman. ¿Qué mejor manera de contar una historia de amor si no aquella de empezar del final y del correspondiente post-happy-ending?... Desesperado porque su esposa Emily (Julianne Moore) ha pedido el divorcio después de 25 años de "feliz" matrimonio, Cal Weaver (Steve Carell) pasa las noches en un bar tratando de ahogar sus penas en un vaso de vodka. De esta manera Cal conoce Jacob Palmer (Ryan Gosling), fascinante womanizer seguro de sí mismo, que decide de asumir la ingrata tarea de hacerle reencontrar la virilidad y el encanto perdido. Pero incluso las certezas de Jacob comenzarán a desmoronarse cuando encunetra en su camino Hannah (Emma Stone), un aspirante a abogado, que no queda impresionada de sus infalibles tácticas de seducción.

"Crazy, Stupid, Love" es un caso más único que raro: una comedia romántica coral (o casi) sobre las relaciones románticas y sobre el amor que no resulta de ninguna manera insípida, mecánica o empalagosa. Los méritos se divide en partes iguales entre el guión de Dan Fogelman (que viene de casa Disney: ha escrito "Cars" y "Tangled"), los directores que tienen el coraje de tomarse todo el tiempo disponible (la película dura dos horas exactas, y menudo va más allá de lo "estrictamente necesario"), y por último los actores, obviamente fundamentales para el éxito de la película, pero en este caso en un particular estado de gracia. Y si Julianne Moore es Julianne Moore, Analeigh Tipton es un descubrimiento maravilloso y Emma Stone una excelente confirmación, lo mejor lo dan ellos : Steve Carell y Ryan Gosling, una inesperada e increíble pareja cómica.

Ficarra y Requa han logrado este objetivo, en realidad, a través de un doble engaño: los dos directores, que con "I Love You Phillip Morris" ya habían demostrado de saber desenredar los engranajes de la comedia mediante la inserción de pequeñas descargas eléctricas y explosivas, realizan una vez más la vuelta alrededor de los clichés, y también alrededor de su "political incorrectness", para llegar a una solución que sea capaz de cerrar de manera impecable todos los paréntesis, sin renunciar a la humanidad y al corazón de sus personajes. Convirtirendose de hecho, en una tierna y divertida comedia romántica, y basta : no lo sé si el cine americano tenga la necesidad de ella, yo absolutamente si.

En dos palabras : "Crazy, Stupid, Love.", permanece en equilibrio entre ironía, ligereza, melancolía, diversión y una una racha de maldad que nunca se convierte en irreverencia fin en sí misma. El último trabajo del dúo Ficarra / Requa conduce alegremente al incrédulo espectador en ese tipo de comedia que en Hollywood últimamente habían olvidado por completo. Una comedia encantadora que merece un fuerte aplauso.

Valoración : 7.5/10



noviembre 10, 2011

Película del día...

The Adventures Of Tintin: The Secret Of The Unicorn - Steven Spielberg , 2011

No es difícil entender las motivaciones profundas que han llevado Steven Spielberg a apostar 85 millones dólares en una película que, aparentemente, podría parecer un salto en la oscuridad. Las aventuras, sobre el papel impreso, del joven reportero Tintin, iniciadas hace más de ochenta años, han sido una fuente de inspiración para las generaciones que han sufrido la Gran Depresión de 1929 y la tragedia de la Segunda Guerra Mundial. Las líneas claras del belga Hergé (seudónimo de Georges Remi, creado mediante la inversión de las iniciales de su nombre, RG precisamente) han experimentado una expansión global que ha hecho conocer el mechón rojo de Tintin desde los Andes Peruanos a la Meseta Tibetana, más de 200 millones de copias vendidas y traducidas en 70 países. Los ingredientes que condimentan las aventuras de Tintin en sus hazañas, que lo han llevado incluso a la luna, son aquellas clásicas de las novelas de aventuras de su época y que Spielberg ha homenajeado con la increíble modernización de la saga de Indiana Jones. Misterios relacionados con las antiguas tradiciones, trucos y trampas, enigmas para resolver, persecuciones en sidecar o biplanos, viajes aventurosos alrededor del mundo, son todos elementos que llevan la imaginación de Steven Spielberg a las vicisitudes de Mr. Jones. Spielberg regresa al cine de puro entretenimiento, capaz de dejar al espectador (de cualquier edad) con la boca abierta por el asombro y por la magia de la historia que es narrada a través de sus increíbles imágenes.

Tintin (Jamie Bell) es un reportero joven y curioso, que comparte su apartamento con su fiel amigo de cuatro patas, Milú. Fascinado por la maqueta de un barco, comprada por unos centavos en un mercado de París, se encontrará envuelto en una historia llena de secretos explosivos. El barco, de hecho, esconde un misterio de hace siglos que Tintin ciertamente no puede dejarse escapar. Lástima que en la pista del secreto del "Unicornio", este es el nombre de la embarcación, también se encuentra Ivan Ivanovich Sakharine (Daniel Craig), un villano diabólico convencido de que el joven reportero ha robado un tesoro de valor incalculable relacionado con la maldición de la familia Haddock y del temible pirata Red Rackham. La tempestividad y el ingenio decidirán el destino de esta aventura, que verá Tintin, acompañado por el incierto capitán Haddock (Andy Serkis), viajar al otro lado del mundo en una persecución impresionante para encontrar la clave para resolver el misterio del unicornio y salvar sus respectivas vidas.

Encontramos todo el genio de Spielberg en "The Adventures of Tintin: The Secret of the Unicorn", pero se percibe también la presencia de Peter Jackson (productor), gracias a los esfuerzos de la "Weta Digital", una empresa fundada en 1993 para dar vida a las figuras fantásticas de "Heavenly Creatures". El secreto del unicornio proviene de una combinación de tres revistas de historietas ("The Crab With The Golden Claws", "The Secret Of The Unicorn" y "Red Rackham's Treasure"), publicadas entre 1942 y 1944. El primer elemento que llama la atención del espectador es el uso impresionante de la técnica de la Motion Capture, tecnología diseñada por el discípulo spielberguiano Robert Zemeckis y evolucionada a gracias a los esfuerzos de la Weta para la trilogía tolkeniana y el éxito de taquilla "King Kong". Pero el resultado es un evidente paso adelante, respecto a lo que se había logrado con sus predecesoras.

A pesar de que Spielberg se divierta en el construir secuencias brillantes, donde el punto de vista cambia constantemente a través de planos secuencia imposibles de realizar en el cine "live action", sorprende la atención y precision obsesiva por los detalles y (en particular) por el uso de la luz y del enfoque de cada plano. Una de las decisiones más importantes, que habría podido influenciar decisivamente todo lo que hubiese venido después, ha sido aquella de mantener el ambiente y la estructura de la historia sin hacer alusiones temporales, en una especie de eterno universo noir, con sombras oscuras brotando en cada esquina. En este contexto extemporáneo pero realista, se adaptan perfectamente los rasgos limpios del estilo de Hergé, verdadero punto de referencia para reconstrucción poligonal CGI de objetosy personajes. Si bien el diseño de los personajes refleja fielmente la línea gráfica de la pluma de Hergé, la sensasión (táctil) que los cuerpos de los actores transfieren en sus respectivos personajes es simplemente extraordinaria, desde las texturas de las superficies a los movimientos de los músculos bajo la piel, desde los cabellos soplando en el viento a la percepción de que cada cuerpo tenga un peso real. Los personajes no se adhieren a las características físicas de los actores involucrados (como lo había hecho Robert Zemeckis en "The Polar Express" con Tom Hanks), pero se pueden reconocer por las posturas y por la proxémica de cada personaje (basta pensar en los detectives , Thomson and Thompson, interpretados por la pareja cómica Simon Pegg y Nick Frost).

Tintin no es un simple diseño generado por el ordenador, bajo todos esos píxeles, hay carne, sangre y un corazón que late, el de sus protagonistas. Es innegable que Jamie Bell, Daniel Craig y sobre todo Andy Serkis (su capitán Haddock es irresistible, especialmente por el acento escocés, la película va vista absolutamente en lengua original) han regalado a sus personajes una humanidad irrefrenable, que les hace inmediatamente cercanos a todo tipo de público, mostrando un uso de la performance capture funcional bajo diferentes puntos de vista. El guión escrito por Steve Moffat, Joe Cornish y Edgar Wright (director de "Shaun Of The Dead" y "Scott Pilgrim vs. The World") es un torbellino de situaciones adrenalínicas y chistes ingeniosos (como en los cómics de Hergé), tal vez un poco demasiado calculado y, ciertamente no perfecto en términos cinematográficos, pero extremadamente eficaz para una película que da rienda suelta a la imaginación infantil de cada espectador durante casi dos horas, dejandolo literalmente sin aliento. La maravillosa música de John Williams y las escenografías se funden entre ellas y entre los emocionantes planos secuencia que se hacen aún más espléndido gracias a un 3D que pone en relieve la maestría técnica con la cual la película ha sido realizada. Maravillosos los créditos iniciales que, solos, son una razón más que válida para usar las gafas 3D durante toda la película.

Nada en "The Adventures of Tintin: The Secret of the Unicorn" parece ser dejado al azar y el resultado final es agradablemente impresionante. Una explosión de colores y curvaturas que siguen un ritmo vibrante en pantalla, creando un caos visual fascinante que mantiene siempre alta la atención del espectador. Entretenida, moralista  y llena de momentos robados a un thriller de otros tiempos, la película se presenta como una historia de acción a la Spielberg, y donde en algunos momentos es difícil no confundir mentalmente el incontrolable Tintin con el más antropológico Indiana Jones. La mezcla spielberguiana funciona en el mecanismo habitual de su cine: acción, aventura, espectáculo y una dosis extra de comedia, porque en su mundo se crece, se enfrentan los miedos, pero se permanece (afortunadamente) siempre niño.

Valoración : 8/10


En dos palabras : El "Tintin" de Steven Spielberg convence inmediatamente, incluso a aquellos espectadores menos abiertos a esta nueva operación cinematográfica : Necesitamos únicamente un puñado de segundos para aceptar u olvidar que la película ha sido realizada en Motion Capture. Cualquier duda que se pueda crear, es rápidamente eliminada: sí por un lado, la película rinde homenaje a las historietas de Hergé, por el otro este "nuevo" Tintin; tiene la frescura - y a veces la genialidad - de algunos largometrajes Pixar que han conquistado los corazones de los espectadores de medio mundo. Absolutamente recomedable.

noviembre 08, 2011

Disco Fundamental...

The River - Bruce Springsteen (1980)


Género : Songwriter

Tracklist :

Disc 1:
01. The Ties That Bind
02. Sherry Darling
03. Jackson Cage
04. Two Hearts
05. Independence Day
06. Hungry Heart
07. Out In The Street
08. Crush On You
09. You Can Look (But You Better Not Touch)
10. I Wanna Marry You
11. The River                                                                               


Disc 2:
01. Point Blank
02. Cadillac Ranch
03. I'm A Rocker
04. Fade Away
05. Stolen Car
06. Ramrod
07. The Price You Pay
08. Drive All Night
09. Wreck On The Highway

Un doble álbum que selló una época memorable para el compositor de Freehold, Nueva Jersey, un resumen perfecto de lo que había expresado en trabajos anteriores (de "The Wild, The Innocent and The E-Street Shuffle" a "Darkness on the Edge of Town") y de aquello que inevitablemente surgiría en los sucesivos: la sensación de impotencia y derrota hacia la vida, el arrepentimiento frente un pasado que no se puede cambiar, pero a pesar de todo, a pesar de las heridas profundas excavadas en el fondo de "Nebraska", a pesar del miedo de la oscuridad que nos rodea, la esperanza puesta en la danza, en la capacidad de mantener encendida la luz de una pequeña cerrila con la cual poder soñar, aunque si nos encontramos entumecidos por el frío y a punto de soltar la presa. Toda la poética de Bruce Springsteen aquí resumida cruza los surcos de "The River", obra atípica para la época, tan fuera de fecha en su rechazo de las influencias dark y electrónica-paranoide de cierta new wave, de permanecer firmemente enganchada a una concepción clásica del rock de no envejecer ni un solo día. El apoyo que tiene el grande artista estadounidense es simplemente increíble, la "E-Street Band" es tal vez la máquina de rock más cohesionada e imbatible de todos los tiempos: Clarence Clemons al saxo, Steve Van Zandt a la guitarra, Roy Bittan al piano, Danny Federici al órgano, Max Weinberg en la batería y Garry Tallent al bajo cincelan maravillas, tanto en la potencia del rock más irreverente y poco convencional como en la melancolía de las baladas, consiguen estar todos sensasionales de la misma forma sin ningún tipo de virtuosismo individualista.

Diecinueve canciones inolvidables. Canciones que quedarán para siempre en mi ADN. "The River", para empezar, es una balada folk dolorosa, introducida por un intenso solo de armónica, que habla de la dureza de la vida, a través de la historia de dos chicos. Una historia de adolescentes que se conocen y se enamoran. Un embarazo a temprana edad, y el consecuente matrimonio forzado borran el romanticismo y la inocencia. Sólo un paseo por el río conserva los dulces recuerdos de la adolescencia. Pero la vida pasa como un tren de carga. Él pierde su trabajo y el amor se desvanece. Y solo junto al río el hombre recuerda el amor desvanecído. Una historia común, narrada magistralmente y con una melodía que quedará para siempre en el alma de quien ha tenido la suerte de escucharla. Luego encontramos la grandiosa "Point Blank". Que nos habla sobre el resentimiento por el final de una historia de amor. Una de las baladas más bellas de Springsteen. Potente, densa, con una andadura suntuosa. Estupéndas y conmovedoras "Drive All Night" y "Wreck On The Highway", esta última sobre el sentido de la vida, descansando junto a la propia mujer, después de haber presenciado un accidente fatal. Hacen de contraste canciones que suelen ser más "típicamente" rock n’roll, brillantes y emocionantes como "Hungry Heart", escrito para The Ramones. "Out In The Street", sobre el trabajo y el deseo de escapar, "Cadillac Ranch", rock puro de gran impacto, un himno a los coches, a las carreras y a la diversión. "You Can Look" y "Ramrod" caballos de batalla live. Y "Two Hearts", rock positivo y solar.

Una mención especial merece "Indipendence Day". Se trata de un discurso que Springsteen hace a su padre. Como dice el título, describe el día de la partida del hijo. Es decir "la independencia" del padre. Un hijo que se convierte en un adulto y se preocupa por el padre anciano. Bruce elige las palabras de decir a su padre con una delicadeza absoluta. Un día triste y definitivo, aquellos que ya lo han experimentado pueden entender. Pero al final emerge el gran afecto que el cantautor tiene por el padre : "So say goodbye, it's Independence Day. Papa now I know the things you wanted that you could not say..." El arte del rockero vagabundo estadounidense nos arrastra por más de ochenta minutos entre las ruinas de la periferia y entre aquello hombres que se encuentran de rodillas por el peso de la existencia y por el imposible futuro soñado. Después de más de treinta años, existe todavía una razón para envidiar a los que tendrán la oportunidad de abrir por primera vez este tesoro de maravillas y sentir el calor, la experiencia del éxtasis del poder de la imaginación, del cuerpo que se mueve libre y persuasivo, envuelto en la catarsis de la danza. Y conmoverse a la sombra de una esperanza que parece nunca llegar, ni siquiera en la oscuridad más espesa. Con "The River", Sprigsteen ha creado su obra maestra definitiva, y uno de los discos más hermosos de la historia del rock.

*Tres espléndidos temas:
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