"13 Assassins" es el remake de una película de los años sesenta del poco conocido Eiichi Kudo, en la que la bellísima reconstrucción de Takashi Miike demuestra de posser también un rigor filmológico en comparación con los rasgos estilísticos del género. Ambientada a mediados del 800, en el periodo Tokugawa, la película nos cuenta de los problemas infligidos a una población japonés y de las molestias ocasionadas a los funcionarios de alto nivel del Shōgun por parte del hermanastro del mismo, el Lord Naritsugu. Típica encarnación del mal miikiano, Naritsugu es un persona sádica, desprovista de empatía, violenta por disposición humana, nunca por necesidad. El Consejo Superior decide que el pequeño déspota deba de ser eliminado, para evitar futuras complicaciones irresolbibles. No pudiendolo hacer directamente, contratan al samurai pensionado Shinzaemon Shimada, y le encargan la tarea de reclutar un pequeño comando y cumplir con la misión. A esta sucia docena de samurais se añade un decimotercero, que sería el desaliñado vagabundo de mifuniana memoria. Comprarán literalmente una aldea para convertirla en teatro de la batalla contra el ejército de Naritsugo. Serán 13 contra 200...
"13 Assassins" es un Jidaigeki puro, es decir una película de samurais que respeta todas las reglas del propio género. Todo es filtrado a través de la idea de cine directo e inquientante que desde siempre Takashi Miike ha llevado a cabo. Y si por lo general las imágenes más "fastidiosas" propuestas por el director son aquellas sangrientas y aterradoras, en "13 Assassins", donde la mutilación y las agujas en los ojos (por mencionar sólo dos de sus tantos tópicos) se reducen al mínimo, la perturbación proviene de los elementos menos impensables. La película está dividida rígidamente en dos partes, en la primera se hace presente el objetivo de la misión y de sus protagonistas, en la segunda se illustra el combate de los pocos contra los muchos. Por la tanto, en la parte inicial conocemos al grupo de trece samurais que combatirá contra todo un ejército para derrotar a uno de los señores feudales más sangrientos que pueda existir, conocemos también sus características, los motivos y los ideales, después de la mitad asistimos a 45 minutos de verdadero delirio de acción y dirección. La aldea lugar del increíble combate se convierte en un lugar de muerte y de gloria, donde atronadoras explosiones y lluvia de flechas comenzarán rápidamente a inundar la pantalla con todo su sorprendente poder visual. De toda la sangre que es derramada ni siquiera una gota cae fuera de lugar en el cine de Miike, cada plano tiene un sentido y cada composición es minimamente estudiada.
El extraordinario talento del director no se encuentra sólo en el conseguir unir estilos y fuentes diferentes, sino también en el conocimiento de que cada imagen puede hablar, aunque si permanece en pantalla por tan solo un segundo. Las ironías dejadas al personaje del guerrero del bosque (el de la ética más miikiana), el espectacular campo en donde las espadas son plantadas como flores y una explosión de sangre hiperbólica al final de un plano secuencia, son sólo algunos ejemplos de la avalancha de ideas que Miike profundiza en una película en donde la narración es llevada a cabo con la fuerza de las escenas de acción y las escenas de acción son narradas como si fueran diálogos. Una carnicería de emociones que no deja tregua al espectador, no le concede el tiempo de un respiro, intencionado a suspirar o menos por la supervivencia de "Nuestros Héroes". La misma facilidad con la que los cuerpos caen en tierra, en un número de desventaja tan alto, debe hacer comprender de la mejor manera posible el significado metafórico que se esconde detrás de la estoica batalla entre los trece samurais y el ejército de Narigatsu, pero que a su vez representa también una concepción superior al valor del bien y del mal que desde siempre han vivido en la cultura japonesa.
Las imágenes fotografían excelentemente el conjunto de los diferentes duelos, ya sean estos individuales o de masa. En este caso es más que perfecta la sincronización de los mismos, donde docenas de extras se encuentran en espacios limitados a hacer pasar un mal rato a los protagonistas. Entre los trece guerreros del título, algunos sobresalen más que otros, por precisas opciones narrativas : Si la lógica impone que Shimada (Kôji Yakusho) y su sobrino Shinrouko (un fantástico Takayuki Yamada) tengan más peso respecto a los otros, es decididamente irresistible el descabellado bandido del corazón roto Koyata (Yûsuke Iseya) que recuerda en más de una escena la figura de Kikuchiyo interpretada por el grande Toshirô Mifune en la obra maestra "Seven Samurai". Takashi Miike realiza una aventura dal sabor legendario, que rinde homenaje a maestros del género como Akira Kurosawa y al mismo Eiichi Kudo, sin despreciar de ninguna manera algunos breves, desequilibrados, inolvidables, flashes de su maravilloso cine.
En dos palabras : "13 Assassins" es una masacre cinematográficamente imponente. Una obra majestuosa e irresistible, en donde las asombrosas coreografías son solamente la expresión de un ideal, de cine y de libertad, mucho más profundo. Un Jidaigeki contemporáneo pero que tiene respeto por la tradición, una película seria y entrenida a la vez, una historia muy bien contada, una explosión de sangre, espadas y valores que es un espectáculo pirotécnico. Altamente recomendable.
Cada vez que entro en tu blog lo hago ilusionado con lo que me puedo encontrar. Al ver la cabecera Drive se me ha acelerado el corazón pensando que la habías visto. Además creo que se ha proyectado en Milano por lo que tengo entendido en pases de prensa. Como siempre tu cabecera increíble.
ResponderEliminarSobre 13 Assasins me gustó mucho. Pero mucho mucho. Me gusta el cine asiático más sosegado pero éste filme es estupendo lo tiene todo.
Te recomiendo I Saw the Devil. Un abrazo amigo.
Tanti Saluti.