Mientras tanto, Marcel descubrirá que su dulce mitad Arletty está gravemente(y tal vez irremediablemente) enferma. Esta noticia desesencadenerá en el hombre la férrea voluntad de arremangarse las mangas y de dar una contribución personal al mundo, con todos los medios a su alcance, tratará de ayudar a Idrissa a escapar de la policía para que pueda llegar a Londres, donde se encuentra su madre. Un gesto altamente simbólico y de extrema solidaridad que contribuirá a la realización de un "pequeño" milagro humano que la película intenta (y consigue) proyectar. Son pocos los directores que puede poner su firma en cada plano individual del propio trabajo, basta simplemente ver un solo fotograma de "Le Havre" para entender cómo la mano de Aki Kaurismäki sea capaz de pintar con colores pastel hasta los barrios más degradados en cada imágen. El de Kaurismäki es un cine hecho de no-lugares, sus personajes a menudo no tienen raíces y se mueven como sombras entre las calles, puertos, estaciones y lugares que no tienen memoria. Marcel Marx, junto con M ( Markku Peltola de "The Man Without A Past") es quizás el más acertado de los personajes inspirados a este modelo. Excluidos, marginados, pobres, pero con la esperanza en el corazón, así son, frecuentemente, los protagonistas del cine del maestro finlandés.
André Wilms es el pilar sobre el cual está construida la película, personaje aparentemente inescrutable, desde el principio se convierte en un padre putativo del "Chico" que no puede no traer a la mente Charlie Chaplin. Fundamental, como siempre, es la presencia a su lado de Kati Outinen, en el papel de una esposa amorosa, pero también rígida administradora de la economía doméstica. La actriz finlandesa siempre ha sido considerada como la musa inspiradora de Kaurismäki, papel que parece apreciar y saber manejar perfectamente. A través del personaje extravagante de Marcel, el director finlandés logra mostrar, por el contrario, como el mundo real puede ser a su vez puesto de cabeza, por ejemplo, en su ira contra un niño perdido (óptimo el pequeño Blondin Miguel en el desbribir con una mirada aquella profunda desorientación física y humana) e inocente con la sóla culpa de querer reunirse con la madre.
Simple hasta la ingenuidad, ya sea en la trama y en la puesta en escena, "Le Havre" es una película contagiosamente positiva que se ocupa de un tema de actualidad como la emigración, más que nunca al orden del día en la Francia sarkozyana, con ligereza pero no con superficialidad. Cada elemento en las películas de Kaurismäki, ambientes, objetos, trajes, incluso los maravillosos rostros de sus protagonistas (basta observar Jean-Pierre Darroussin en el papel de comisario Monet, o el cameo de Jean-Pierre Léaud) consiguen descontextualizar temporalmente la historia, superando con minimalismo estético la superación de las barreras temporales y transformando la narración en un mensaje de validez universal, fuera del tiempo. La fotografía de gran expresividad de Timo Salminen, el gusto surrealista y antiguo, el cuidado obsesivo por los detalles, la ironía superficial que esconde una desolación y una melancolía profunda, el cansancio de la vida, se abren dentro de una perspectiva más optimista, en la que Kaurismäki diluye su vena conmovedora y de denuncia social a la posibilidad. De la vida, de hacer el bien, de redención, de esperanza. En un mundo donde prevalece la indiferencia, saber que alguien piensa que se pueda cambiar un destino es tanto, mejor dicho tantísimo.
Y es en esta admirable capacidad de hacer desvanecer la realidad tanto de parecer irreal, sumamente ilusorio, que "Le Havre" resulta, efectivamente, una película finalizada y en algunos aspectos incluso extremadamente necesaria en su deseo de derribar la frontera entre lo que parece y lo que simplemente es, para resurgir después de todo en la esperanza de un "milagroso" cerezo en flor, último desesperado recurso a una imagen de renacimiento que da nueva vida a (nuestras) esperanzas aletargadas... Podéis llamarla cuento de hadas, si queréis, sin olvidar la estatura moral de muchos de los cuentos de hadas más conocidos, que han enriquecidos niños y adultos durante siglos. Sencillamente bellísima.
Valoración : 9/10
En dos palabras : El director finlandés Aki Kaurismäki realiza un pequeño milagro: trasladado en Francia, con un elenco de rostros conocidos del cine francés (André Wilms, Jean-Pierre Darroussin, Jean-Pierre Léaud), hilvana un cuento de hadas moderno, con un indefinido regusto retro que ayuda a colorear la miseria y la indiferencia de hoy en día. El resultado es una película "pequeña" y delicada, completamente alejada de lo que las salas de cine nos han acostumbrado, pero al mismo tiempo una película que se reconcilia con el cine y con la vida. Altamente recomendable.
Giancarlo,
ResponderEliminartenía estupendas referencias de otro amigo blogger acerca de esta película y ahora al leer esta reseña tuya tan bien escrita,aún me han hecho más apetecible la película....
la buscaré y si la encuentro,volveré aquí para comentarla.
Bsts
Seguro no me defraudará. A Kaurismaki lo respeto, siempre logra de una u otra forma transportarnos a ese ambiente que sus personaje viven, y consigue plasmar con simpleza pero efectividad las cosas más extrañas y a la vez positivas de la vida. Su paso en Cannes no hizo más que dejarme espectante. Me alegro que te haya gustado. Ya te contare cuando la vea.
ResponderEliminarSaludos!
Pues me alegra mucho tu crítica, tu 9 y tus elogiosas palbras sobre la cinta de Kaurismaki. Yo soy un absoluto fan del director finlandés y tengo muchas ganas de ver esta cointa, que si no mke equivoco llega a España el último viernes del año. Me dejaste un poco decepcionado con la crítica de la peli de Payne, otro de mis favoritos, que pese a tener una buena crítica su nota se alejaba de la genialidad, pero en esta me alegras la noche. En su momento la veré ambas y ya me expresaré. A ver. Un abrazo.
ResponderEliminarMe gusta mucho Kaurismaki, no tanto que aquí refiera lo que denominas cuento de hadas pero viéndolo del lado sensible sobre el niño inmigrante ayudado por el anciano limpiabotas con la esposa enferma puede que me guste dependiendo del enfoque aunque me deja dudas(el nombre del director es un aliciente tremendo francamente que si no poco), no miento y me parece que el relato luce edulcorado ¡y sin verlo! vaya... (las imagenes son más fuertes así que...) pero tampoco invalida que pueda ser tierna y deje buena sensación, por algo Kaurismaki es un director tan respetado y tan inteligente que pueda vencer esa facilidad al llanto.
ResponderEliminarTanti saluti il mio amico.
Y te invito a mi bitácora a compartir impresiones.
ResponderEliminarMe encanta Kaurismäki y se —por intuición y por tu critica— que Le Havre me resultara un pequeño cuento con una buena moralina, en definitiva, un delicioso proyecto que añoro visionar. Por cierto, te invito a leer mi pequeña apreciación de We need to talk about kevin.
ResponderEliminarBuenísima reseña, dan muchas ganas de verla!! abrazooo!!
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