"Ne Me Quitte Pas" - Jacque Brel - La Valse À Mille Temps (1959)
Ne Me Quitte Pas.
Ne me quitte pas il faut oublier tout peut s'oublier qui s'enfuit déjà oublier le temps des malentendus et le temps perdu a savoir comment. Oublier ces heures qui tuaient parfois a coups de pourquoi le cœur du bonheur. Ne me quitte, pas ne me quitte pas, ne me quitte pas, ne me quitte pas.
Moi je t'offrirai des perles de pluie venues de pays où il ne pleut pas. Je creuserai la terre jusqu'après ma mort pour couvrir ton corps d'or et de lumière. Je ferai un domaine où l'amour sera roi où l'amour sera loi où tu seras reine. Ne me quitte pas, ne me quitte pas, ne me quitte pas, ne me quitte pas.
Ne me quitte pas je t'inventerai des mots insensés que tu comprendras. Je te parlerai de ces amants-là qui ont vu deux fois leurs cœurs s'embraser. Je te raconterai l'histoire de ce roi mort de n'avoir pas pu te rencontrer. Ne me quitte pas, ne me quitte pas, ne me quitte pas, ne me quitte pas.
On a vu souvent rejaillir le feu d'un ancien volcan qu'on croyait trop vieux. Il est paraît-il des terres brûlées donnant plus de blé qu'un meilleur avril. Et quand vient le soir pour qu'un ciel flamboie le rouge et le noir ne s'épousent-ils pas. ne me quitte pas, ne me quitte pas, ne me quitte pas, ne me quitte pas.
Ne me quitte pas, je ne vais plus pleurer, je ne vais plus parler, je me cacherai là a te regarder danser et sourire et à t'écouter chanter et puis rire. Laisse-moi devenir l'ombre de ton ombre, l'ombre de ta main, l'ombre de ton chien. Ne me quitte pas, ne me quitte pas, ne me quitte pas, ne me quitte pas...
No Me Dejes.
No me dejes, hay que olvidar todo se puede olvidar lo que ya se fue. Olvidar el tiempo de los malos entendidos y el tiempo perdido a saber cómo. Olvidar esas horas, que mataban a veces a golpes de por qué el corazón de la felicidad. No me dejes, no me dejes, no me dejes, no me dejes.
Yo te ofreceré perlas de lluvia venidas de países donde no llueve. Yo escarbaré la tierra hasta después de mi muerte para cubrir tu cuerpo de oro y de luz. Yo haré un reino donde el amor será rey, donde el amor será ley, donde tu serás reina. No me dejes, no me dejes, no me dejes, no me dejes.
No me dejes, yo te inventaré palabras imposibles que tu comprenderás. Yo te hablaré de aquellos amantes que vieron por dos veces sus corazones arder. Yo te contaré la historia de ese rey que murió por no haber podido encontrarte. No me dejes, no me dejes, no me dejes, no me dejes.
Acaso no se ve a menudo resurgir el fuego del antiguo volcán que se creía demasiado viejo. Acaso no existen tierras quemadas que dan más trigo que el mejor de los abriles. Y que cuando llega la noche para que el cielo arda el rojo y el negro acaso no se unen. No me dejes, no me dejes, no me dejes, no me dejes.
No me dejes, no lloraré más, no hablaré más, me ocultaré ahí para mirarte bailar y sonreír, y para escucharte cantar y después reir. Dejame convertirme en la sombra de tu sombra, la sombra de tu mano, la sombra de tu perro. No me dejes, no me dejes, no me dejes, no me dejes...
Una de mis canciones favoritas, todavía sigo llorando cada vez que la escucho. En mi próxima novela habrá un capítulo dedicado a este tema.
ResponderEliminarUna canción fabulosa, cuya melodía me pone los pelos de punta y, el acompañamiento de piano, ¡GENIAL!
ResponderEliminarMe ha encantado recordarla hoy.
Saludos
Preciosa canción Giancarlo,
ResponderEliminargracias por recordarla.
Un beso violeta,
Maribel